Las canciones de amor son como los pájaros que se posan en las macetas. Un momento de lucidez universal, que no se apena por ser feliz porque al amor hay que soltarlo, escribirlo, nombrarlo para que todos sepan y nos contagiemos en ese abrazo. Y porque no somos chicos ni chicas tristes. Y eso es hermoso de verdad. No creo que sólo hay que escribir cuando se está lejos, cuando el ser amado se perdió, cuando vestimos un manto dark. Hace mucho que pienso así. Las canciones que reafirman el amor son necesarias, como lo son las afirmaciones surgidas de un sentimiento que se transforman en decretos ni bien las decimos. Hay que educar el sentimiento. Embellecerlo y enaltecerlo, para ofrecerlo al aire que es de todos. Y besar con el sentimiento a todos los que andan dando vueltas.
(Y sino, escuchen esta canción. O esta otra).
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(Y sino, escuchen esta canción. O esta otra).
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