Febo II

Viene de acá.

A Febo lo veía en los recreos del colegio. El primero era de diez minutos, el segundo de cinco y el tercero de quince. En el tercero jugábamos con los chicos de otros grados a V Invasión Extraterrestre y yo siempre hacía de Juliet. Febo, de Donovan. Yo lo miraba a mi hermano en los recreos y no entendía cómo sus compañeros lo querían y respetaban tanto. Tenía buenos amigos que venían a casa a tomar la leche. Creo que Febo, en el único lugar que era malo, era en casa. Bueno, más o menos. Una vez, durante un recreo, se estuvieron tirando con mierda en el baño de los varones y jugaban a que tenían que esquivarla. Papilla no la esquivó y le quedó la huella marrón en el guardapolvo. No sólo eso, sino que era tanta la excitación por el juego que se reían a carcajadas, con toda la boca abierta y Febo jura que le metió una escupida a Papilla en su boca mientras reía. Papilla era el hazmerreír del grado y de eso se aprovechaba mi hermano. Después de la mierda en el guardapolvo lo cambiaron de colegio. A Papilla, no a Febo.

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