Aburrida

No es un día más, aunque así lo pareciera. Es un día horrible, gris. Cuando a la mañana levanté la persiana de la ventana enorme, que me cuesta horrores porque pesa mil kilos, y vi que llovía, me dieron ganas de trabajar. Me alegré de haberme despertado tan temprano. Pero después... Ya trabajé, cumplí con mi tarea periodística del día. ¿Y ahora? Bill Callahan me pone melancólica, Honeymoon Child me sabe mal. Pero me encanta la canción. Tengo la manía de poner en el playlist el disco de alguien, en este caso de Callahan, y cada dos canciones intercalar la que me gusta. Es decir que en este tramo llevo escuchadas unas cinco veces la canción del chico de la luna de miel. Y no me cansa. Estuve escribiendo, poesía más que nada, pero siempre me dan verguenza esas cosas. Prefiero escribir alguna boludez como ésta y subirla acá. Ya está. El otro día un colega del No me dijo que este era un blog muy existencial, y creo que no le respondí porque me sorprendió que dijera eso. Ahora me pregunto si viviremos situaciones muy distintas. Seguramente que sí, por el simple hecho de que soy mujer y él, varón. Pero no voy a ponerme a escribir sobre rock acá. Si bien no puedo escapar a eso y siempre se mecha algo, no me interesa tener una sobredosis laboral. Porque me la paso haciéndolo para otros lados. Acá, en este blog van las percepciones, que lejos están de ser existenciales. Sólo son un manojo de palabras a veces ni siquiera mías o ni siquiera ciertas. Un puñado de flores, de viajes, de drogas pasadas y sexo. Estuve escribiendo poesía. Tengo que recopilarlas y hacerme eco de ese lenguaje tan personal como mío. Las tengo encerradas acá. Pero es que soy tan tímida, que yo ya no soy yo.

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