Dice Julia que abrió el diario y lo vio a él, al único hombre en su vida que le había propuesto casamiento. Era una linda noticia, dice, él en Cannes, nuevamente exitoso. Lo vio ahí, sonriente y se quedó pensando en su vida actual. En la foto de la nota aparecía él con el póster de su película de fondo y un vaso de agua en la mesa: una conferencia de prensa. Cuando me lo contó, ella insistía en que era el único hombre que le había propuesto casamiento, casi sin conocerla. ¿Y si nos casamos y después no nos entendemos? ¿Y si después no nos gustamos en la cama? ¿Y si te das cuenta de que soy algo más que una sonrisa festivalera? Ella le hizo estas preguntas, pero él insistía en casarse, en pasar las fiestas los dos solos en el campo, en que lo visite en su casa de Urquiza. Después de que mi amiga me contó la historia de un loco que se le enamoró con Daft Punk de fondo, me dio curiosidad y lo googleé. Entonces supuse que las películas que había filmado, eran en su campo de La Pampa, donde él le proponía pasar navidad y año nuevo. Solos, en el silencio de dos cuerpos desconocidos. Sus voces serían más limpias. El silencio del campo, pensé. El cielo negro. Mi amiga estaba rara. Me dijo que no era porque pensara en el casamiento, sino porque había alguien que moría por ella. ¿Qué historias estaría viviendo ella de haberle dado una oportunidad? Ahora él estaba lejos, y ya era talentoso desde que se presentó en aquel Bue de 2006. Ella no le dio la oportunidad siquiera de conocerlo. Me contó que abrió el diario y se lo mostró a su hermana “ves, éste es el que averiguó mi teléfono en el diario y me llamó a casa”. Su hermana se quedó mirando la foto, “es lindo”, dijo. “Es lindo”, repitió mi amiga.
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