Mentes suspicaces

Emilia le había escrito esta canción a Lucía traducida a lo "como suena", y la cantaban las dos sentadas arriba de mi escritorio. Lucía se ponía un trapo que se sostenía con broches de colgar la ropa, como si fuera un strapless. Lucía tenía 7; Emilia, 15; y yo, 19. Alguna de esas noches, las dos me habían preparado una coreografía con Cry baby, de Janis Joplin. Resbalaban por el parquét de la pieza mientras riéndome, fumaba el último cigarrillo del día acostada. Lucía también se reía mucho cuando Emilia le decía culo de salami por una película que habían visto. Y le gustaba tanto Someplace else, de Harrison, que Emilia la había grabado en un casete dos veces seguidas. Lucía padecía nuestras obsesiones. Ella me pedía que le contara un cuento y yo le leía a Borges. Después le explicaba. Una noche me llamó por teléfono a la casa de una amiga con quien estaba cenando, para decirme que pusiera el 7, que estaban pasando la película de Cortázar de Tristán Bauer. Otro ejercicio que teníamos era el de sentir la música. Yo ponía, suponete, Since I've been loving you, prendía velas, y le decía a Lucía que teníamos que imaginar cosas con esa canción. Cuando terminaba la canción, escribíamos una historia. Una vez Lucía escribió que una señora de trenzas volaba sobre un campo y miraba todo desde arriba. Otra vez escribió la historia de una banda de rock. Emilia nos hizo ver a todos la Anthology ni bien salió. Lucía tenía sus partes favoritas, como los videos de Hello, Goodbye y Revolution, y pedía que se los pusiéramos. Emilia tenía muchos libros de Los Beatles, pero esto fue antes, cuando ella tenía 13 o 12, y una noche buena cantamos todos Help, leyendo la letra. Fue una escena de una película de navidad, porque nosotras nos queríamos, pero mis papás no.