Siete minutos gregorianos para salir del encierro

Estoy entre vivir y la nada.
Mirar siete minutos la pared es
lo mejor que hice en el día.
Si el pensamiento puede convertirse en meditación
y el sonido en campanas de bronce o silencio a lo lejos.
Y si la comida es energía y no sólo chatarra,
y la vista es campo adentro,
¿Por qué me despierto al compás
de las persianas de los vecinos,
que polean las correas y me regalan un ruido usurpador?
Si el gordo de abajo juega a la play
con sus amigos pingüinos de Zona Norte,
toma alcohol y festeja los goles como si fuera un hooligan.
O peor, como si los hubiera hecho él.
¿Por qué cuatro paredes me encierran?
El hábitat no me hace monja,
pero el balcón es mi jardín;
el cuarto, la sala de meditación;
y la ducha, la luna que me purifica.
Mi dos ambientes es mi lugar propicio
para contemplar y recibir la nada cada siete minutos.

***

Comentarios

Martín dijo…
Uff, que lindo poema Julia!!
franko dijo…
Buenisimo!!!!!!
Julia dijo…
Gracias, chicos!
LaMana dijo…
BELLO!!! :D
Pablo dijo…
Me gustó la imagen del chabón festejando el gol "como si lo hubiera hecho él". Muy gracioso.
lowfirocker dijo…
Uh Hooligaan, qué buena palabra para hacer un tema de rock bien salvaje y rompe trincheras!

A los vecinos no hay que darles bola; la la solución, para mí.

besos Jul!
tomás dijo…
La diferencia entre un blog bueno y uno malo es sutil pero brutal.
No me pasa tan a menudo sentir que arte y vida respiran por la misma tráquea. Me gustó y confieso que me pegaré vueltas por acá seguido.
tomás dijo…
La diferencia entre un blog bueno y uno malo es sutil pero brutal.
No me pasa tan a menudo sentir que arte y vida respiran por la misma tráquea. Me gustó y confieso que me pegaré vueltas por acá seguido.
victoria dijo…
lo magico es encontrar tu propio universo entre esas cuatro paredes!
todo lo que somos está dentro nuestro, el resto es ilusión...
me gustó leerte!
Julia dijo…
Gracias! :)