Yo ya no soy yo

Me piden que escriba, alguien extraña leerme. Yo estoy escribiendo, pero hace unas semanas tuve una crítica bastante fuerte hacia lo que subo a este blog y a partir de entonces paré. Se supone que no debiera importarme lo que me dicen, que soy así, que me chupa un huevo, pero cuando la crítica viene de alguien a quien damos un lugar en nuestra vida, duele, o al menos se piensa en ello o se reflexiona. Por lo general no me importa nada lo que digan u opinen, pero esta vez fue diferente.

Lo mismo decido defender mi postura “no me importan tus críticas” y voy a escribir algo, alguna boludez sin trascendencia, como cuando fui a dormir a lo de mi mamá el otro día y vimos Alicia en el país de las maravillas, la de Disney, con mi hermanita. Hay ciertas cosas que a ella le quedaron grabadas de cuando era chica, hoy tiene 17. Sé que me ocupé de tatuarle un par de cositas, como algunos libros y algunas músicas. Entonces cuando ella me contó que su novio le había regalado Alicia en el país de las maravillas en dvd, agregó “es mi peli favorita desde que soy chica”. Claro. Mi otra hermana, la del medio, le había regalado el libro, con una dedicatoria surreal, muy linda, que no la transcribo acá porque un amigo a quien doy importancia en mi vida, dice que no deben leerse las dedicatorias ajenas. Yo lo mismo leo todas, me encanta inmiscuirme en el mundo de las dedicatorias y compararlas con las mías, descifrar el vínculo que une al que regala con el dueño del libro. Me siento Ratatouille cuando hago eso, posta. Entonces después de comer (en mi casa materna se respetan mucho los horarios), mi madre sube a su cuarto y desaparece en la lectura, se vuelve muda, con lo que le gusta hablar. Se lleva el mate y busca su felicidad. Ah, y siempre cigarrillos, como una continuación de su mano fina y débil. Me reencuentro con Alicia y mi hermanita, que hace ejercicios de matemática pero mira la tele y de reojo chequea mis movimientos, a ver si estoy a gusto entre sus cosas. Porque esta vez fue ella la que invitó e impuso miremos Alicia, mi peli favorita desde que soy chica. Veo cómo Alicia se mezcla con todos esos personajes extraños sin darle cabida al miedo. Se sorprende con cada cosa que ve en el mundo.

- ¿Quién eres tú?, pregunta la oruga mientras fuma en una gran pipa .
- No lo sé, he cambiado tantas veces que ya no sé quién soy.
- ¿Quién eres tú?
- Yo ya no soy yo, dice Alicia.

Es tan genial esta historia. Té, pipas, pócimas. Pienso en Lewis Carroll, que en este caso elijo ante Charles Lutwidge Dodgson, y en todo el té que habrá tomado para expandir su universo. Pienso que tal vez yo debiera volver a las drogas, las alucinógenas. No me decido y empiezo a cabecear. Mi hermanita sigue con matemática y le digo que me voy a dormir, que estoy re cansada. Ella dice que un rato más se queda repasando para la prueba de mañana. Pero yo la conozco, y sé que no va a acostarse hasta leer The End en la pantalla.

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