De cabeza

tiro fuera de mi cueva
un simulacro de mí
pero no salgo
arrojo un algo,
una piedra, un algo
para que los lobos salten
se avalancen hambrientos
sobre eso que creen soy yo
mientras mi verdadero yo
se queda en casa
con vistas a la esquina
que da al infinito,
hay calor en mi cueva
aunque llueva
y la ropa no se seque,
hay calor de leña
aunque no sea el campo
esta roja paternal,
acá el destino me sonríe.
a las 11 de la mañana
está prendido el farol
que cada día
anuncia el anochecer;
así de cabeza
están las cosas,
el día es la noche
y no será viceversa.

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