Flema

Desde el baño escucho voces, un coro de ángeles podría ser. Qué entonación, señores! Me encandilan, Dylan, Bob Dylan. Me encantan todos cantando, hombres y mujeres al ras de una guitarra criolla que se adivina añeja, antiquísima como la Casa Nuñez. Salgo rápidamente del baño, al que por supuesto voy sola,  y recuerdo las épocas del apoyo moral de las amigas que te acompañaban al baño. Pero con qué me encuentro. ¡Meu Deux! Ronda en pos del instrumento y todos cantando al cielo Más feliz que la mierda. 

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