Un instante fecundo

los grillos en la noche
pájaros a la mañana
un reloj azul con un gallo
pintado por alguien como yo
el segundero se mueve
sin aburrirse.
durante el día
y durante la noche
el tic tac baja a la Tierra
y el tiempo es conciencia.
el agua está planchada
tras las cabañas
el rugido del mar
por las noches
es privativo
de los pescadores.
hasta acá llega el silencio
y los quehaceres desnudos
del afuera,
brillantina el cielo,
despojada la marea,
las rocas peladas,
los restos fóciles;
todo es del mar.
la lapicera sobre esta mesa de pino
las páginas pasan de a una
la heladera apenas de manifiesta
la escalera cruje de madera
y aparecés con un libro en la mano,
serio y seguro,
la cabaña entonces refulge
y tus latidos se suman
a la fiesta de las cosas vivas.

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