Seven up

No fue un acto de bandalismo ya que mi suegra estaba avisada. Te vamos a ranchear la terraza, escribió él en un mail. Así que después de cenar unos panqueques de espinacas con papas fritas y cerveza encontramos un chino abierto y compramos tres descartables más. Mi suegra, encantada: hay helado, hay frutas para nuerita, consuman, consuman, escribió a su hijo. Pero no queríamos comer. Llenamos el freezer de Warsteiner y nos acomodamos en el hermoso balcón terraza en dos hermosos silloncitos en composé con los muebles y las cortinas de la pulcra y madraza Isabel. A ver cómo se siente vivir con vos en un lugar tan abierto. Las estrellas estaban algo opacas o desdibujadas por un cielo citadino y los colectivos siete pisos abajos metían caño de escape como si fuera lo más natural del mundo. Se veía movimientos de algunas ventanas vecinas, un gato en el tejado, pero nada de eso nos importó cuando el calor se concentró en los cuerpos y una silla quedó naturalmente vacía. ¿Escuchás?... El hombre suburbano estaba en el aire. Pappo fue una bendición para la noche de viento silenciosa en la terraza prestada. Yo solo quiero hacerte el amor, cantó después, y nos reímos y abrimos otra y recordamos aquella primera noche que me dijiste quedate a dormir y yo no, no puedo. ¿Qué chico te invita a dormir la primera noche? Y me fui. Con los días supe que eras un Hombre. Quedó el dvd de Pompeya y me tomé un taxi para cualquier lado. Esa noche no tenía idea dónde estaba. ¿Caballito? En mi puta vida había venido. Después me di cuenta, estaba a quince cuadras de Puan. Y anoche conjeturamos como si fuéramos elige tu propia aventura, qué hubiera pasado si yo o si vos, dónde estaríamos ahora si vos o si yo, hace un año estábamos en Mar del Plata y era el cumple de Mechi, no teníamos idea de todo esto que ahora está pasando, no había nada escrito y ahora, mirá. ¿Podremos recordar este momento diez años después? Nota mental, te pedí, vos que sos tan memorioso, en diez años recordá esta noche. Así sabremos el raconto de las cosas que habremos hecho, todos los sueños tuyos que son míos, serán la realidad. En la oscuridad de estrellas tapadas por nubes de algodón tu sonrisa fue marfil, un sonido de clin entró en el tímpano e hice la guachiturrada de poner The Strokes con el celular. Pappo había dejado de cantar en el viento del vecino y el silencio de las estrellas arriba de nuestras cabezas requería un poco de rock. A cualquier precio. Dentro de diez años, acordate, mi amor, ¿qué estaremos haciendo?

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