El lugar mágico

Que me levanté con ganas de escribir pero escribir qué. Que no tengo un tema así como re recurrente o algo en qué pensar. Sólo las cosas del día a día. La cotidianeidad, como haber estado ayer tirados todo el día en el pasto. Toda la tarde, todo el rato en que el sol brilló. Sin plata caminamos deseando la jarra para la cocina, deseando todo lo que Farmacity ofertaba, los vasos, las cervezas de los bares con mesas de tarde en las veredas. Lo que pasa es que me levanté y el sol entra mucho por una ventana que es la luz del libro de Los Beatles que él lee. "Veo el cielo", dice, "encontré el lugar mágico". Y son esas pequeñas cosas, no? Que quiero comer la lasagna de verduras que te enseñé a cocinar y al toque superaste a tu maestra. Me levanté con ganas de escribir pero como no sé qué, escribo simplemente, lo que veo lo escribo. John Lennon, Spinetta, El Quijote, Page y Plant, Bonham, Jones, Chico Buarque, el palo santo que se filtraba en el cuarto, el mate que va de mi mano a la suya. ¿Qué pasa con la edad del voto? Página 12 me manda sus titulares y yo leo el diario, el diario en el que siempre quise escribir y escribo pero que se mueve bajo el lema Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. Es feo eso. Es una decepción que viene hace mucho entonces hoy simplemente convive con el resto de las decepciones que convierte a las demás cosas en pasivas. Y conviven simplemente, sin latir, como las piedras olvidadas al costado de un paisaje divino. Siempre estuve del lado de los que menos tienen. Pero los que más tienen también tienen menos. Mi costado social vira en costado humano y luego emocional y entonces, ¿cuál es el capital valioso? Martín guarda el vinilo, pone la tapa a la bandeja y cambia totalmente la onda de esta mañana. Sale bossa nova, entra Paul. Él canta. Stuck inside these four walls. Es linda su voz, como él. Nos ponemos nuestra fina ropa blanca y viajamos a India. Con velas y sahumerios meditar y desconectar el cuerpo como un salto al vacío. No importa el contexto, estamos acá, con la música que nos transporta. Y vos me ves a mí, sonriendo, con mi ropa blanca de meditación, y te llamo, te guío, decís, a través de una loma apenas elevada y verde. Y yo te veo traspasando, como entrando en el espejo de Alicia que soy yo, y recuerdo la frase: "una de las trágicas precariedades del espíritu pero también una de sus sutilezas más profundas era su imposibilidad de ser sino mediante la carne". Entonces tu hombro es mi hombro y cada instante de tu cuerpo es lo que me vuelve material. Y creo que sí, que finalmente todo habla del amor. Que yo hablo del amor. Es que me desperté y todo está tan lindo. Es este amor  enorme.

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