No llores, baby, que no es la muerte.

Pequeñas delicias de la vida conyugal 
llega pegado al mail que me manda 
y esas sorpresas se extienden 
a lo largo del día, 
a los días de hoy 
y ayer y mañana, 
si es que la lógica 
de causa y efecto se cumpliera, 
si es que, como todo lo que hacemos, 
tiene su consecuencia, 
si lo que es, es lo que es, 
y el destino es mentira que está escrito. 
Los vagabundos del karma 
se levantan de sus camas 
y caminan al trabajo, 
en las veredas se posan las bolsas 
con su belleza americana de algún chino. 
Las manchas pasan a ser 
el dibujo perfecto 
porque es lo que absorbe el ojo del amor 
y porque no sabemos dibujar 
pero es surrealismo que no escondemos. 
Sí, hoy hice una hermosa mancha 
multiforme en la pared, 
también en esta hoja que encontré
pinté con los colores que tenía, 
la pared se terminaba 
y yo quería seguir dibujando. 
Si la música me lleva, 
si los colores cambian 
y no importa que solo tenga 
temperas amarilla y roja, 
con todo lo que hay 
mil cosas se pueden hacer, 
entre ellas: construir un barco. 
¿Para qué la melancolía de los ciegos? 
Ceso me dijo una vez, 
no te preguntes por qué, 
preguntate para qué. 
Entonces, 
¿para qué llorar cuando existe la risa? 
¿Alguien la recuerda? 
¿Para qué arruinar esto?
¿Cuál es el fin, la consecuencia del lamento? 
La ley del karma se cumple, 
no sé si destino causa-efecto o qué 
pero todo lo que das es todo lo que tenés. 
(Sabelo).

Comentarios

jule dijo…
¡hermoso!
Julia dijo…
Gracias, Jule, tocaya hermosa!