Pequeñas delicias de la vida conyugal
llega pegado al mail que me manda
y esas sorpresas se extienden
a lo largo del día,
a los días de hoy
y ayer y mañana,
si es que la lógica
de causa y efecto se cumpliera,
si es que, como todo lo que hacemos,
tiene su consecuencia,
si lo que es, es lo que es,
y el destino es mentira que está escrito.
Los vagabundos del karma
se levantan de sus camas
y caminan al trabajo,
en las veredas se posan las bolsas
con su belleza americana de algún chino.
Las manchas pasan a ser
el dibujo perfecto
porque es lo que absorbe el ojo del amor
y porque no sabemos dibujar
pero es surrealismo que no escondemos.
Sí, hoy hice una hermosa mancha
multiforme en la pared,
también en esta hoja que encontré
pinté con los colores que tenía,
la pared se terminaba
y yo quería seguir dibujando.
Si la música me lleva,
si los colores cambian
y no importa que solo tenga
temperas amarilla y roja,
con todo lo que hay
mil cosas se pueden hacer,
entre ellas: construir un barco.
¿Para qué la melancolía de los ciegos?
Ceso me dijo una vez,
no te preguntes por qué,
preguntate para qué.
Entonces,
¿para qué llorar cuando existe la risa?
¿Alguien la recuerda?
¿Para qué arruinar esto?
¿Cuál es el fin, la consecuencia del lamento?
La ley del karma se cumple,
no sé si destino causa-efecto o qué
pero todo lo que das es todo lo que tenés.
(Sabelo).
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