José Mujica y HPLE

Me entrego al discurso de Mujica 
por tercera vez en tres días. 
El sábado escuché a uruguayos hablar, 
meta hablar en la cola del baño, 
en el patio, pedían fernet, 
la bebida que toman al venir a Bs As. 
Saltaban en el escenario 
y a Fermin se le salían los ojos 
cuando cantaba que lo último 
que quiere es matar el sentimiento. 
Se salía del centro con su calor en el pecho. 
Los veía desde abajo, 
pensaba en su Presidente 
y los quería en mi amor drogado 
de sábado festivalero.

                       El hiperconsumo es el que está agrediendo al Planeta, dice Mujica, 

es necesario volver a escucharlo 
y comprender que es un hombre, 
humilde manera de pensar, 
que habla del amor
en una cumbre de Presidentes mundiales 
haciendo sonar sus joyas, 
blandiendo sus cacerolas. 
Dice que vinimos a esta vida a ser felices 
y que pobre no es el que tiene poco 
sino que el verdaderamente pobre 
es el que necesita infinitamente mucho 
y desea cada vez más. 
Lo llama a esto una clave de carácter cultural 
y nos incita a no llegar a viejos reumáticos 
sin entender el destino,
se nos pasa el tren y no entendemos el destino. 
"El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad". 
Habla de los amigos y de tener amor, 
de la lucha por el medio ambiente 
y los uruguayos se me vienen a la mente, 
una foto del sábado que Caro me contó 
lo que hacían en su casa de Constitución, 
donde pararon estos días de visita. 
Veía desde abajo cómo los uruguayos acoplaban 
el candombe con el punk de Londres 
y el fuego que salía de ellos mismos 
cuyo estertor eran las canciones 
y cómo no se puede negar el origen, 
cómo los tambores elevaron el fuego 
del rock violento y a los gritos. 
El sábado a la noche yo estaba con el discurso 
de Mujica adentro y con mi amor puesto 
en el centro del escenario. 
Interpelada por la vida más allá del mercado. 
Interpelada por el amor de los oradores del amor.

Comentarios

Groso. y groso