El Padrino

Nos debíamos una visita al río,
fuimos sin flores pero con mil gracias.
Lloramos cuando el flaco se fue,
yo estaba frente al mar
rodeada de mis hermanos,
vos te encerrabas
todos los días en un lamento laboral.
A una semana que sellar el amor en forma de casa,
el Padrino abrió las nubes tras la pregunta.
Sobre el Río de la Plata el cielo era gris,
estructuras de ladrillos flotaban como faros.
Apoyados los codos en las barandas,
una costanera familiar,
la visión del águila en el agua
y las ganas de ser amor,
de perpetuar el flechazo
buena onda del principio,
después de un año de activar el chakra sacro,
y soltar la risa polvo de estrellas,
juegos musicales, paseos cama adentro,
y todo el tiempo de mi lado, preguntaste.
El sol apareció tres segundos sobre el río,
arriba de nuestras cabezas
que lanzaban rayos arcoíricos como el oro.
Entendimos que la respuesta fue "sí": luz los dos.
Recorrimos el Parque de la Memoria de principio a fin,
esquivamos las bicis de los niños,
y nos sentamos a tomar mate dulce sin azúcar.

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