Prólogo

La época exige amor

y no me sale otra cosa,

lo mismo yo aprieto los dientes

y desaparezco,

escondida subsisto

en cualquier rincón mugriento

de esta casa que ya no puedo pagar,

me sale caro vivir acá,

me cuesta los días la cordura.

Los párpados comen mis ojos sangre,

venitas violetas, son ojos punks,

agujereados por alfileres,

rotos a patadas con borcegos,

patadas con ganas y entre muchos.

Para desaparecer, le rezo al tiempo

y a la confianza que me darían

los extraplanetarios que una noche

en Capilla del Monte se mostraron

versátiles sobre el Uritorco.

Me autoconvoqué a ellos,

hacían las señales con las luces

me incitaban a creer,

y entendí que para levantarme

de ese rincón mugriento,

era necesario despertar,

volver a nacer,

pero antes -es cierto-

antes tenía que morir.

*

Comentarios

J.Sinmás dijo…
geenial!
Julia dijo…
Ey! Gracias!