Hay alguien que envía mails con palabras made in Confucio y haikus hermosos, con la palabra paz en el asunto y otros deseos buenas vibras, como Buen comienzo. Y, creer o reventar, siempre caen cuando necesito recordar esas emociones y dejar brotar mi agua como un río vivo. No conozco a la persona que se toma el tiempo de, cada tanto, tocarme el hombro y hablarme a la distancia, pero siempre le respondo, le agradezco, porque funciona como un recordatorio. Y hoy estoy mojando la descendencia de mi energía de mujer. Estoy mojando la llegada de Violeta y la pena inclaudicable de la lejanía.

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