No ves que ya no somos chiquitos

Una madrugada, camino al campo, te escribí una carta. Iba justo escuchando Fuego Gris y quería contarte mis impresiones de aquel presente que me emocionaba. Viajaba con vos en mi asiento individual. La Pampa amarilla seca de tanto sol ahí. Ni una vaca ni un árbol y vos. Pensaba mandarte la carta cuando llegara a Buenos Aires pero la estadía me agarró para otro lado. Iba al campo a otra cosa, a hacer un duelo, a acompañar a mi prima en su duelo, con mi hermana. Un fin de semana de mujeres que tomaban la ruta y de vez en cuando se preguntaban adónde van los muertos. Escribí entonces una poesía: Un hostel alternativo, donde se alojan los muertos. Y hoy me acuerdo de esa carta que te escribí como un agradecimiento por acompañarme toda mi vida, por ser el único. Tengo tantos cuadernos, blocks, hojas sueltas con palabras, palabras, papelitos escritos con biromes de colores. Vivo en un mundo de papeles. Y cuando me vaya me gustaría que alguien se ocupe de buscar bien todo, en el fondo del baul, entre los libros, papeles, cartas, poesías miles. Esa madrugada que pensaba en vos se repite cada tanto. Te sueño. Y te iré a ver después de pasar por esto, que dura un instante para toda la vida.

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Comentarios

jule dijo…
¡hermoso!
Julia dijo…
Hola Jule! Dónde estarás? Palermo, Madryn, Puan? Beso grande!