No es novedad que otro año se va. Y esta mañana pensaba, mientras guardaba la ropa recién lavada, que el tiempo pasa, y al margen de volvernos viejos o tecnos, es necesario aprender. Es la condición, sino, de qué sirve transitar? Para qué el dolor, la alegría y de nuevo el dolor? Entonces pensaba en la fiesta que tuvimos anoche, una fiesta de bebés para recibir a mi sobrina Violeta que llegará en abril, y una amiga me hacía algunas preguntas. Hacía mucho que no nos veíamos y ella, sorprendida por mis respuestas, me decía que hacía dos años yo no pensaba así. Y bueno, el tiempo pasa, nos vamos poniendo ¿sabias? ¿hermosas? ¿viejas? La verdad que me encanta que pase el tiempo y poder dar este tipo de respuestas. Así que, mientras sigamos abriéndonos al crecimiento, yo festejo la partida de los años. Me sacudo el polvo que me dejó 2011 y me baño con una energía nueva. Cuando llegás al fondo del pozo, si nadie te tira una soga, lo único que resta es impulsar la subida. No me preguntes cómo, el instinto de supervivencia y tu propia inteligencia te van a dar la respuestas. Y una vez en la superficie, mirar con confianza a tu gente a los ojos. Siempre full of love y liviana tras haber soltado el lastre.
Ah, en otro orden de cosas, hicimos un balance con mis cumpas del No, atentos a la vanidosa creencia de que en 2012 se acaba el mundo. A ver si es el último balance de año que hacemos.
***
Ah, en otro orden de cosas, hicimos un balance con mis cumpas del No, atentos a la vanidosa creencia de que en 2012 se acaba el mundo. A ver si es el último balance de año que hacemos.
***
Comentarios