Quiero nombrar a los que hoy
se sienten como yo,
a los que reciben patadas
cuando la compasión
es una palabra más en una biblia
que ninguno de nosotros leyó.
Nombrar a los pobres y ausentes sin techo,
a los que siguen buscando,
a los amigos que se cuentan
con los dedos de las palmas de las dos manos.
Quiero nombrar a los que aun se ponen contentos
al escuchar su canción favorita en la radio
y se apropian de las cosas bellas
porque están convencidos
de que les quedan bien.
Que vengan los que no se esconden
y por eso se embroman,
porque se preguntan quién puso las reglas
de este juego denso
lleno de turnos que se pierden
y casilleros que se retroceden.
Que vengan los que no se sienten abandonados
porque están consigo mismos
porque ven las luciérnagas prenderse,
ciegos por un segundo,
hasta que lo entienden todo.
Mi luz es hoy para ellos,
para los que esta noche
no tienen nada que perder
porque no tienen nada,
porque ya se adueñaron de ese otro mundo.
***
Comentarios