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Ayer estuve en La Plata leyendo junto a Vanprasth, que improvisaron con vuelos lunares, y Mecha Falkenberg, que bailó espásmódica y zarpadamente las poesías que leí. Todo fue hermoso. Desde tomar el colectivo por autopista y llegar a Pura Vida, un lugar mítico platense que no conocía, y reencontrarme con Facundo Arroyo (que me hizo esta linda entrevista en mi querido Rodney); hasta Luca, la película que estaban proyectando. Tomamos unas birras y comimos una pizza de roquefort, y hasta ese momento yo no sabía que sería la "cantante" de la banda. Me enteré cuando me lo dijeron, dos minutos antes de subir al escenario. Yo había preparado unas poesías que se desarrollaban conceptualmente en las temáticas, pero no contaba con ser la voz. Sin embargo así fue y estuvo buenísimo. Mecha bailó con su cuerpo fibroso y su mirada inquisidora, cada palabra era un movimiento de su cuerpo. Me miraba y yo le daba el ok, le compré todo. Genia total. Los chicos tocaban, subían y bajaban el clima, colgados. Y el público fue el más expectante que conocí. Creo que todos la pasamos bien. Hasta había un Sr. fotógrafo que inmortalizó para siempre este Tres con algo del platense Pura Vida. Pensar que por esas calles se llevaron a muchos amigos de mis viejos. Ese fue el primer comentario que hice ayer al pisar La Plata. Siempre me conmueve, al igual que hacer poesía en este contexto amoroso que me llena el alma, lleno Pura Vida de ellas bailando.





Fotos: Jorge Vimercante.

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