Ayer me dijeron que tengo un don
pero yo ya lo sabía.
Saberlo es parte del regalo.
Una mano triangular
y la línea de la mente
larga como una ruta
sin fin de vidas pasadas.
El número maestro
no se reduce, trasciende.
Ya conozco el espíritu
y lo que no sé explicar
es el ángel que una vez
en la iglesia me hizo llorar
y hoy está en todas
las fotos de mi comunión.
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Estuve escribiendo mucho últimamente. Hoy creo que me estoy engripando, lo mismo toqué unas poesías nuevas que serán parte del último libro, y se leerá como un texto prosaico o una crónica empezando por el pretérito perfecto simple, el pretérito imperfecto y al final, el presente. Como si fuera la calma después del huracán o la tranquilidad después de la paliza. Del futuro, no tengo idea!
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