Llegás

La estrella roja en tu cabeza abre la puerta,

ya estabas abajo esperándome,

igual,

lo primero que veo es tu boca

que me dice sin hablar “pasá”.

Jugar a la casita, que otros jueguen,

yo prefiero verte por las mañanas,

que tu remera blanca se despida de la cama,

que tus ojos prendan las luces

y tus piernas se rían de las horas

que pasan como segundos al cubo.

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