Imposible saber por qué
sueño con él al tercer día
de dormir en su cama.
Hacemos el amor en un balcón
y alrededor pasan cosas,
caen cosas y nosotros estamos
a salvo en un perímetro
acotado pero razonable.
Sueño osos en primavera
rodando lavandas abajo,
cómodos con su piel,
como la cama recién hecha
y la estufa al mínimo.
En este balcón la guerra no entra
ni en nuestra música secreta
ni en el té
ni en los bares
ni en los cepillos de dientes
que se duplicaron
ni en los cientos de vinos
de todos los chinos
que ya nos tomamos.
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