R. es uno de los colegas más chusmas que tengo. Y me encanta cuando los hombres son chusmas y lo muestran sin más. Te chatean y te preguntan de una, "así que fulanito se te declaró?". Y después de esa pregunta vienen mil líneas de risas y anécdotas y frases textuales a las que le siguen más risas. Como siempre, la charla empieza en un tema puntual y se va dibujando a lo largo de los minutos. Así terminamos hablando de la poesía. Le conté a R. de mi nuevo libro y él me dijo "hay que ver si la felicidad garpa en cuanto a texto". Claro, no hay conflicto. Me quedé pensando que cuanto menos puedo escribir ficción y dejar la poesía para más adelante o para terminar de exorcizar. Aunque todavía tengo letra para plasmar en este segundo libro, más la influencia de nuevas canciones y nuevos libros, nueva casa y nuevas energías rondando la familia. Sin contar la mía sola, la energía que no puede ser más blanca, como las caras en la oscuridad después de la risa imbatible.
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