Colombia

Quiero escribir sobre esa noche en la que tenía miedo de que no me reconocieras. Después de ocho años de países en el medio, del exilio colombiano, de haber desaparecido; buscarte en el camarín, fue por lo menos osado. Presentarme con mis piernas de alfiler, transpirada y drogada, decirte hola, y que mi cara no fuera la misma, que tu fama te alejara de la chica que te dio asilo unos días en un país hostil pero después se fue, como todas las personas se van. Todo un desatino presentarme en el camarin. Y si ocho años fueron muchos y mi cara se corrió de su eje como la tierra, no importa, porque el pasado es siempre un punto en el mapa. Y si ocho años fueron una vida para vos y en el medio arrasó el olvido, como tormenta que te saca de cuajo del eje de la tierra, podía recordarte muchas cosas para que volvieras a esa noche en la que prometimos volver a vernos. Sentados en un sillón rojo, yo naranja y vos amarillo, tomando cerveza, hablando de música y de Argentina. Recién recibida y recién llegado, con tu acento intacto de jotas de aire.

***

Comentarios

Makuni dijo…
Banco a morir esos desatinos.
Que texto más bonito!