Arañas de mentira

No tengas miedo de las arañas

porque acá no hay.

En Capilla sí,

las vimos en diferentes momentos

y juntos a la vez.

Pero acá, en la cama,

la araña es mi mano

que juega a asustarte

y el costado de tu cuerpo

es un sonajero que te desata

ante el mínimo dedo.

Y en vez de asustarte

largás una carcajada, otra,

y yo te imito porque viste

que la risa contagia.

Aun así,

a la mañana te pregunto

si me escuchaste llorar de noche.

***

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