Te vi alisando la falda
del vestido mojado que colgabas.
Organizabas los adornos
de la biblioteca,
una vela hacia la derecha;
el abanico al lado del teléfono.
Tribales de birome en el reverso
de la entrada de Spinetta;
los muñecos de espalda
y un sello sonriente de manzana.
El desorden es pie de micrófono,
cables en círculo y guitarras.
La barba en la pileta;
la partitura rallada con tu letra;
tu voz laberíntica,
oscura en la casa que nombrás sin mirar.
Los pies en el agua;
tu negación a los pájaros;
los dedos enredando las teclas
y los transformadores que perdiste.
Te vi en un pedazo de esta cosecha,
energía que entra y sale por las ventanas.
***
del vestido mojado que colgabas.
Organizabas los adornos
de la biblioteca,
una vela hacia la derecha;
el abanico al lado del teléfono.
Tribales de birome en el reverso
de la entrada de Spinetta;
los muñecos de espalda
y un sello sonriente de manzana.
El desorden es pie de micrófono,
cables en círculo y guitarras.
La barba en la pileta;
la partitura rallada con tu letra;
tu voz laberíntica,
oscura en la casa que nombrás sin mirar.
Los pies en el agua;
tu negación a los pájaros;
los dedos enredando las teclas
y los transformadores que perdiste.
Te vi en un pedazo de esta cosecha,
energía que entra y sale por las ventanas.
***
Comentarios
Me leí tu libro!. Me gustó el poema que termina con los mayas,(el de las 22 o 21.45), no me acuerdo el título exacto y me gustó ese de las paredes rojas, tirando a carmín.
Un abrazo,
Gaby
Beso grande!!
un abrazo!