Me vinieron ganas de escribir lo que sea. Que si prosa o poesía, es lo mismo. Los pensamientos están acá, todos mojados de un sopor parecido a la emoción. Estos últimos días pude sentir la presencia de mi género, el de la suavidad y la intuición. Terminé un libro escrito por una mujer, en prosa pero poético. Pero sobre todo, profundo como el pozo ese que siempre recuerdo. Entonces empecé a llorar sin que la cara se moviera. Ni nudo en la garganta ni contracción facial. Un movimiento tan simple y ajeno como lágrimas cayendo redondas hasta la boca. El recorrido rápido y resbaloso de los cachetes. Una, otra. Y al toque pensar en la belleza de las cosas cuando se vuelven dolorosas. Y la belleza no escapa a este dolor que encuentro en el pozo. Estoy llena de dolor. No sé si quiero la soga o quedarme acá hasta que rolen todas lágrimas saladas y se acumulen en en cuello. No sé si es la poesía o es la muerte. Que alguien me cuente cómo es.
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Comentarios
en el que me he quedado entre las manos
con las pobres, escasas semillas
de las que habrá de germinar luz perpetua.
En el anochecer de los páramos negros
estoy solo y profundamente en paz"
Plegaria de los páramos negros
Antonio Colinas
Ánimo.
Una que te lee.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.
*"El pozo", Luis Mateo diez
Viva Patti.
http://www.youtube.com/watch?v=_wdEtul81ic