Contradicciones y alguna certeza

Estoy de luto porque no puedo hacer otra cosa.
No puedo trabajar, no puedo pararme en un lugar determinado sin pensar en lo que pasó.
No soy kirchnerista ni oficialista ni nada de eso. Digamos que simpatizo con este Gobierno. Miro 678 y generalmente concuerdo con las cosas que allí se dicen. Leo Página 12 y estoy segura que está bien lo que escriben esas firmas. Siempre quise escribir en ese diario. Y ahí viene mi primera contradicción. Porque ese diario es representativo del papel para afuera. Por eso el fanatismo es para mí un concepto demasiado extremo.
La política hace rato me desilusionó, y cuando empecé a estudiar periodismo hace diez años, le bajé la persiana, directamente. Pero desde ayer que pasa algo raro y lo siento. Lo sentí en la plaza, lo siento acá en casa, sola, tomando mate y con la cabeza puesta en esto. Realmente me parece una frivolidad de ahora en más no comprometerse. Tengo una herencia peronista de la que me hago cargo desde que voy a la primaria, más o menos. La política, no creo en la política, pero sí creo en las transformaciones sociales, en la gente, en la educación, en tender una mano desde el lugar en el que estemos. Creo en estar siempre del lado del pobre. La política muchas veces es llevada a cabo por personas que no son buenas. Creo eso, aunque parezca naif. Las personas que ejercen la política pocas veces se interesan por el otro. Como cuando la semana pasada me hicieron una encuesta del Gobierno de la Ciudad y me preguntaron qué creía que había que hacer con los cartoneros y los sintecho: a) correrlos a la fuerza; b) prenderles la luz para que no durmieran en dichas zonas; c) sacarles las cosas mientras ellos no estuvieran presentes. Lo siento y no tengo escapatoria porque es el legado que me dejaron. Creo que algo pasó, de verdad. Y no veo la hora de que la Presidenta salga a decir su discurso. Y aplaudir. Y sensibilizarme, y sumarme a esta unión.

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Comentarios

Martín dijo…
Uff, mucha emoción Julia, mucho todo