Mi tío estaba sentado en su lugar estratégico de la mesa, de frente al televisor y con el control remoto siempre a mano. La televisión es cuestión de hombres por más de que no sean ellos quienes lleven los pantalones. Les cebaba mate a mi vieja y a mi prima la mala, con quien no hablo desde hace cinco años. Algunos problemas de guita nos hicieron olvidar una niñez exquisita.

Él decía que mi estupidez lo desconcentraba. No soportaba la manera de reír que teníamos con Manu, con quien habíamos vaciado el mar después de que nuestro barco se hundiera. El agua del mundo se había transformado en barro. Por eso llegué caminando sobre un jagüel de humus a la casa de mi abuela. Como si la Tierra hubiera estado de juerga y, resacosa al día siguiente, se hubiera bajado todo el agua de los océanos.

Mi tío dejó la pava por un segundo y agarró la carabina que usaba para cazar mulitas. Se la metió en la boca y apretó el gatillo. El ruido fue como el de las películas cuando se quedan sin balas: vacío, seco como la tos de mi tío que no bajaba de veinte cigarrillos al día. No pasó nada. Largó una risotada y apoyó la carabina sobre la chimenea.

- Se la creyeron – dijo y miró a su hija y a su hermana, buscando aprobación.

Mi vieja y mi prima se rieron un poco, como para satisfacerlo. No les había causado gracia, ni siquiera enojo. Los tres hablaban pero no querían que yo escuchara. Se fueron al baño y los seguí. Siempre persigo lo que quiero. Caminaron los tres por la casa disfuncional pasando por el cuarto de las nenas. La luz apagada, las persianas bajas y un orden de sargento antes de llegar al baño. Acá no se golpea la puerta antes de entrar. “Permiso”, digo y toso, por si no me escuchan. Entro a mirarme en el espejo con esa luz de la verdad intrínseca del baño de la abuela. Mi cara pecosa y las cejas finas quedan en primer plano. Las toallas colgadas y los cerámicos del aporteñado baño se ven difuminados. Mi tío, mi vieja y mi prima están detrás de la cortina de la ducha. Cuchichean, hablan en voz baja y se me hace imposible descifrar lo que dicen. Y yo más que esto no puedo hacer.

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Comentarios

La Criatura dijo…
gineceo + tío jodón

encantome, julie
Julia dijo…
Gracias, Criaturín!