Mi remera y yo


Esta remera tiene una historia.
Estoy poniendo a prueba mi paciencia,
una vez más,
así que cuando haya recibido el diploma
de la persona más paciente, más divina,
más trabajadora de todas,
voy a contar qué onda con las encantadoras remeras,
que por supuesto hablan mucho de nosotros.
Yo quiero a mi remera.
Aunque ya nadie vaya a escucharla.

***

La cámara no se disparó sola.

***

Comentarios

nicovi dijo…
No te creas demasiado eso de que las remeras no se escuchan, es una idea que nunca terminó de convencerme... De hecho, encontré tu blog escuchando entre el ruido...

Sí me convenció eso de Tic-Tac efímerooo!

Saludos.

Nicovi.
nicovi dijo…
No te creas demasiado eso de que las remeras no se escuchan, es una idea que nunca terminó de convencerme... De hecho, encontré tu blog escuchando entre el ruido...

Sí me convenció eso de Tic-Tac efímerooo!

Saludos.

Nicovi.
Anónimo dijo…
es increible tu cara de felicidad por la aprobacion del matrimonio puto! te invito a festejar chupandopijas en la plaza miserere! no faltes y tragate toooda la leche que te haga falta.
Julia dijo…
Hola Nicovi. Jugar con las canciones, claro que sí. Cómo corre el tiempo!

Ano(nimo): Me das gracia. Pero te creo.
La Criatura dijo…
pensar que yo de pendejo tenía una de hermética con muchas calaveras que mi madre me tiró ¡por ser diabólica!
Julia dijo…
No!!! Criatura!!