Mañana prosaica que vuelvo poética. La espalda derecha. El eje de mi cuerpo en equilibrio con el centro de la Tierra. Respirando con los árboles. Me siento en un banco que filtra los rayos del sol. Gracias a esos árboles milenarios no hace calor acá abajo. Los pájaros saltan y cantan, comen miguitas. Algunas personas pasan. Los trapitos comen facturas y usan los autos estacionados de mesa. Se saludan con la franela. Los bancos de esta plaza de Recoleta son la cama de algunos que se tiran a la sombra. Cae alguna hoja seca y se queda en mi hombro. Veo la sombra, mi silueta en el piso. ¿Cuándo me iré de acá? Tengo que levantarme y caminar. (Tengo que levantarme y caminar).
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