Un poco de resaca y una vincha en la cabeza me sujetan las ideas. Estuvo buena la noche de anoche. El vino y las cabezas de las mujeres alrededor de una mesa, soltaron a volar sus pájaros. Mejor así, solas, así podemos hablar de todo. Las sombras de sus fuegos avivaron el sushi fuera de la tienda roja. Wasabi y salsa de soja para acompañar. No me gusta el sushi pero ellas lo aman. La comunión de las mujeres es un placer que no logro develar.
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besos!