El durazno no fue lo que esperaba. Como la tarde de hoy en el spa. Lo único que me queda es el reflejo de los ventanales en la enorme pileta en donde yo nadaba sola. Y miraba el agua que tenía un mínimo movimiento. Los Budas en las paredes me ignoraban. Los ventanales daban al jardín. Había árboles y mucho verde, que también estaba en el agua de gelatina. Me quedo con eso y con los pájaros que venían a hacerme compañía mientras todos se iban a dormir la siesta. En la hora prohibida del sol, yo me quedaba en una reposera campo adentro con un turbante en la cabeza y un cuaderno en la mano. El protector en el pasto y la piel oscureciendo las pecas. El durazno, sin embargo. Me cuesta encontrar un durazno rico del todo. Porque no es el spa. Soy yo la que no disfruta.
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Comentarios
Qué recitalito ayer, eh. Emocionante a full los Gorriones
besos cumpa