El hombre de cristal volverá a vibrar

Este es el primer día de muchos que tengo libre. Libre, de comienzo a fin. Y pasaron ya tres días desde el jueves ése en que llegué borracha a casa a la una de la mañana a contarle a Juan lo que había vivido a la tarde. Un pegote de palabras como ñoquis al dente le atroné a Juan, que me miraba y no sé si me entendía. Yo debía oler a bares. Pasaron tres días ya, pero aún tengo la dulce sensación de haber estado en la reunión de Spinetta y sus bandas eternas junto a 50 (estimo que éramos 50) periodistas más. Pero demos vuelta la pirámide y empecemos desde el principio.
Estaba en casa armando una nota para entregar ese mismo jueves. Casi la tenía pero me sonó el celular. Ví que era un número privado. Del diario, me dije, ¿qué habrá pasado? Y atendí. Era Roque. Él siempre tiene buenas noticias para mí. Como la tarde del 24 de marzo que me llamó para decirme que nos veíamos a la noche. Yo le dije que no, porque no tenía entrada. No podía permitirme pagar tanto. No podía seguir ese juego de mierda al que siempre someten al pobre. No, le dije, no voy. ¿Cómo no vas a ir?, me dijo Roque, andá a las siete a tal lugar que hay una entrada para vos. Casi lloré. Faltaban dos horas para las siete y salí de raje al momento, no vaya a ser cosa que llegara tarde a ver a Radiohead. Algo así pasó el jueves. Me dijo que en Moliere se juntaba Spinetta con sus bandas e iban a tocar unos temas para la prensa a modo de adelanto de lo que sería el 4 de diciembre. Le agradecí desde lo más agudo de mi voz. Pedí disculpas a mi otro editor porque la nota iba a poder entregársela recién el viernes a primera hora. Y me fui. Llegué y había muchos colegas, fotógrafos y cámaras. Todos sonreían por igual. Meseras paseaban con bandejas con vasitos de cerveza y saladitos. Todos sonreían mucho de verdad. Y yo también. Las cámaras grababan y los que, como yo, vivimos de cara al monitor, nos sentamos en el piso, en la postura del indio con la mirada estrellada. El Flaco, Machi, Pomo, Bocón Frascino, Black Amaya, Lebón, Guillermo Vadalá y el mismo Charly, tocaron en un escenario minúsculo. También estuvieron Nicotra, Verdinelli y Cardone, la banda actual que le permitió al Flaco tomarse esta agraciada licencia para tocar con sus Bandas. Todos hablaban con todos. Invisible, Pescado Rabioso y Almendra se dejaban entrevistar por los periodistas. Almendra no tocó, creo que Del Guercio había llegado tarde. Pero llegó, y justo el Flaco pasó por ahí y se abrazaron los cuatro. La foto la tengo todavía en la mente y me emociono al pensar en eso. Hacía un rato le había mandado un mensaje a Juan “No sabés lo que es ESTO. Im crying”. Me sentí the walrus.
Apuramos un par de cervezas más y nos fuimos con Yumber y Cristian a Ultra, caminando por las calles peatonales del centro, cantando los temas de Invisible, recordando frases de canciones y brillando de placer. Necesitábamos bajar. Yo, al menos, lo necesitaba. “Estoy como loca. Me saqué una foto con Molinari”, tipeé en el celular un rato antes de volver a casa.

(Cuando el rock se comparte).




Comentarios

GC es un grande dijo…
que bueno presenciar y vivenciar sobre todo esos momentos...

saluditos
Anónimo dijo…
diosssssss que alegria me diste con este post!!!!! aguante el flaco!!
La Criatura dijo…
conseguime una entrada para el 4 (me llevo la gorrita de "Press")
bufonazo dijo…
Que grosso...!!!!!

me encanta cuando la gente aun se emociona...

seguimos viviendo

un abrazo!