I'm breaking away from you

Una mañana muy larga tengo hoy. Ir al Abasto al banco me da por las pelotas que no tengo. No quiero caminar hasta allá por Anchorena con el cielo gris que se está por caer. Esquivar a los perros que te tiran el tarascón y mi auricular que anda en mono. No importa. Siempre fui una fundamentalista del a mal tiempo buena cara, así que eso hice una vez más. Me baño temprano, antes de las 9, y me seco el pelo. Me queda lacio lacio. Prolijo, digamos. Y aunque la música me funcione de un solo lado, me llevo el mp y salgo caminando en línea recta hacia Corrientes. Pequeñas gotas atómicas caen, pero lo mismo llevo las gafas. Lo primero que suena es el último tema de El Mato y arranca al toque Morrisey, justo en el semáforo de Córdoba y Agüero. Me quedo esperando que cambie a verde, y bailo en el cordón. En el playlist puse algunos temas sueltos. Y cada una de estas canciones me recuerda a gente quiero o quise mucho. First of the gang to die, a mi amiga. Sigue Breaking away y la voz de Luca me hace pensar en un amigo que vive muy lejos, pero que canta igual. Hace poco me había escrito que por fin puede vivir de su música en Barcelona. Me puso contenta y triste porque quiere decir que va a seguir estando lejos. Y soy un poco egoísta con los que se van porque no me importa el motivo o su propia felicidad, yo quiero que estén acá. Y se los digo. ¿Qué es eso de guardar la forma con los amigos? El perro galgo que tiene una casita fuera del chino me mira con esos ojos de pez pero ni se mosquea. Está enredado en sus propias piernas largas, tirado sobre una colcha sucia. Siempre creí que los galgos eran perros de campo. Mi tío los usaba para cazar. Tres agujas en la versión Spinetta es el tercer tema que está suelto en el mp y no sé por qué, pero me conmueve. Siempre me conmovió esta canción, cantada así, por el Flaco que tira unas voces en el límite de la vejez. Ya veo los autos que pasan por Corrientes. Estoy llegando al Abasto y veo que del shoping sale una chica que como yo lleva gafas de sol, a pesar de la llovizna. Llego al banco y me doy cuenta, con Robert Wyatt, que el día es asquerosamente hermoso de tan gris. Con la humedad, el pelo ya no está prolijo, pero no importa, porque a falta de paraguas, buenas son las capuchas.

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