Trabajo en desarrollo o en progreso

En una mesa algo alejada de las luces de la cuadra se estaciona un patrullero. La presencia policial entorpece cualquier momento, siempre. Sobre todo porque tengo dudas de si llevo conmigo la papeleta que dice que mi DNI está en trámite. Muchos en este bar tienen lo que yo llamo unimesa, o mesa para uno. Yo también tengo la mía, compuesta por una cerveza, un vaso y yo. En cuanto llegue Sebastián, la mesa se poblará. No quiero ni que se acerque la policía. Tanto esperar, que me tomé prácticamente el litro de cerveza yo sola y estoy segura de que ni bien se acerque a pedirme documentos, la lengua me va a patinar y no seré todo lo rápida que quisiera para explicarles por qué no tengo mi DNI. Quiero que llegue Sebastián. Me pregunto si ésta sería la última noche que él me olió y me gastó con su nariz. “Mmmm, qué rico olor”, sus brazos sobraron en mi cintura y la cabeza como un puzzle en mi cuello. Siempre me pregunto cuándo será la última vez que nos veamos. Cuál será el recuerdo que se llevará de mí. No me decido a hurgar en la billetera, tengo la leve sensación de que no está la fucking papeleta. Anoto en mi libreta:

Las sombras de las corridas.

El reflejo que tuvo mi madre de correr.

Ella tiene que correr,

escapar,

esconderse.

Pero ¿Por qué?

Porque está panfleteando en la esquina de su facultad

en La Plata

y yo en el ’77 no había nacido,

pero estaba ahí,

oliéndolo todo.


(puede q siga, bah)


***



Comentarios

Gona dijo…
"...y la cabeza como un puzzle en mi cuello...",me gusta
Julia dijo…
Gracias, Gona.