Somos anormales: somos felices

Estoy sentada en un Delicity, haciendo tiempo para ir a hacer una nota. Trato de digerir el café porque los festejos de anoche me dejaron literalmente de cama. Las transgresiones estomacales deberían ser más leves. Después de la enfermedad tuve que redoblar el cuidado a mi cuerpo. Vengo bien, pero de vez en cuando se me suelta el patín. Y no soy de acero. Delicity me gusta para hacer tiempo porque tiene bocha de revistas en el revistero, que son, justamente, para matar el tiempo. Entonces elijo una Adn, una Viva, una Clase Ejecutiva y una Lugares, que obviamente es la primera que abro y comienzo por el índice. El Bolsón, Epuyén y El Hoyo, página 56. Empiezo a leer la nota, escrita en primera persona, miro las fotos que acompañan la crónica y se me hace un nudo en la garganta. Dejo el café en el platito antes de hacer un enchastre. Tengo ganas de llorar. Esos paisajes son hermosos y me doy cuenta de que soy feliz. ¿Qué tiene que ver el culo con la cabeza? Que él está en casa dando clases de guitarra, que anoche me escribió una carta hermosa y se tomó el trabajo de elegir ropa para mí, ateniéndose a mis gustos no convencionales. Entonces asocio; él me enseñó los paisajes de estas fotos. Ahora me esperan dos días de pura dieta, pero los festejos no se pueden pasar por alto.


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Comentarios

Anónimo dijo…
Besos besos besos besos besos y mas besos para el amor!
Festejo la belleza de un beso, y me alegra que estés tan bien en pareja Julita!!