Posibles títulos:

Desde Parque Chas

Crónica sin verbos

"Es como la edad de oro se despidió: bailando en búsqueda de la canción perpetua".

Los verdaderos conejitos

Los compañeros se llaman por nombre y apellido, como en la primaria

Crecen las cuadras en círculo.

Es un buen lugar para que crezca la luna alta,

un gajo atrás de las hojas.

La botella en las bocas

que se comparten entre compañeros.

Crecen las cuadras en espiral,

las chicas estacionan sus autos,

preguntan por calles,

boliches.

Un auto hervía, una chica adentro ídem. Rubia, pelo enorme. Crece el pelo, crecen las manos, los colmillos. Un compañero mira de más pero dice que mira para los otros compañeros, que aparcan en la esquina besando el vino, indiferentes a la chica rubia-shores-vampiro. Con un moño rojo en la cabeza, recién peleada de su novio, invita a subir a su auto que es un horno. La botella se transforma en taxi, en un favor de un taxista que nunca entendimos. Julietita sube al taxi, rezonga porque siempre hay que pagar de más. Julietita está harta de pagar de más, de que todo sea tan caro. Promete que cuando se canse de la escritura se hará jardinera. Crecen las manos en la tierra. Los compañeros no prestan atención, son hombres. Nadie sabe quién paga. El tabaco se vuelve imperceptible, los cigarrillos se agotan veloces en los dedos amarillos. El olor a transpiración no desaparece ni con la noche de luna alta ni con las calles circulares que quedaron atrás. Una amiga espera en su casa. Ella, impecable, como siempre, hermosa y nunca vampiro, nunca rubia. Ofrece su sillón y más porro. Julietita agarra la guitarra antes de que ella también la ofrezca. Los compañeros atacan la computadora y empiezan los hits. Muere el Norton, crece un Colón Cabernet. Los dedos amarillos. La luz tenue, baja la brisa por el balcón. El baile, El Conejito repetitivo, música de los ’80, Siniestro Total, International love, Héroes, Nino Bravo, Los Zombies y Almodóvar bailando como loca. Después salsa. Julietita baila mucho salsa con el que trae pasos de su país y rockanrol con el compañero y con el otro compañero que tuvo una banda de rock. El sillón va y viene. A un compañero le da vergüenza bailar. La botella queda en las manos, arriba de la tele que sólo ocupa espacio, en las bocas negras. Entonces crecen las fotos y el tiempo. Son las cuatro, las cinco y cuarto y hay más hierba, más música, teclados ochentosos y cumbia. Crecen las fotos concretas, zapateando, en el comedor y con la guitarra. Rosario Bléfari y Radiohead. Tengo fotos de las calles circulares con los compañeros. Crecen dentro de mí fotos, además de mis ojos, que cada vez son más enormes. Quieren llevarse todo.

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