Nati I

Estoy esperando el 76 justo en frente del puterío en el que trabajaba Nati. Venus. Un cartel hecho mierda casi en la esquina de las cinco esquinas de mi barrio. Avenida Forest, Elcano ó Álvarez Thomas. Aún sigo sin saber cuál es cuál. El 76 no viene enseguida como tantas veces, lo que me da tiempo para pensar en Nati. Siempre paso muy rápido y nunca camino por la cuadra de Venus, sino por la de enfrente, como si algo me alejara. Cuando Nati me contó que había encontrado trabajo me dijo que era recepcionista. Pero una vez, un amigo la desenmascaró: allí todas eran putas, no había recepcionistas y él se las conocía de arriba abajo. Aún ingenua, le pregunté a ella, que no lo negó. Incluso se rió. Nati fue siempre la más zarpada del grupo. Zarpada. ¿Cómo decirlo? La más desinhibida, la que más se drogaba, la que contaba cómo cogía. Yo me drogaba un poco y cogía después del colegio con el guardapolvo aún puesto, pero no lo contaba. Ella no sólo gritaba a los cuatro vientos su amor por las pijas, sino que además tomaba merca y pastillas. Los lunes siempre traía una historia nueva al colegio. A mí me encantaba oírlas porque ella tenía esa valentía de ser tan reventada.

(Continuará)


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Comentarios

Anónimo dijo…
Wow! Crudo crudo, bueno, me gusta...
Julia dijo…
Jeru y Tomás: Gracias!