Ella (segunda parte)

Primera parte.


Ella se anotó en el CBC, puntual, en la primera inscripción. Eligió turno noche para trabajar de día. Su papá es abogado y vive en Palermo. No le pasa mucha atención a Ella porque tiene otra hija que tuvo con una mujer rica de la que también se separó ni bien nació la bebé. Él siempre está esperando que llegue su hijita, la otra, la de la mujer rica. Feliz, le compra figuritas y helados, pero se cuida de decir malas palabras delante de la chiquita, temeroso por las represalias de su ex mujer, que es una déspota de las de antes. Ella se da cuenta de estas diferencias, pero no se enoja. La resignación del que no se enoja no tiene parangón. Es automático: Ella llega al departamento del papá y a él le cambian la cara y el registro de la voz. Ella mira el piso, encoge su cuerpo de mujer y me dice en voz baja no voy a venir más acá. Yo salgo en su defensa, le acaricio el pelo, le doy un beso y redoblo la dulzura. Le digo loco, tratala bien. ¿Yo te trato mal?, le pregunta a Ella, y enseguida despliega su impune carácter de abogado dandy y todo se transforma en minutos lungos de falsedad. Lo peor es cuando no estoy yo para salir en su defensa. Ahí no los ve nadie y a veces se putean sin desperdicio.

Su padre vivía al día, sin embargo, todas las mañanas desayunaba en un café a unas cuadras de su casa. Era un café de los caros. Mientras, leía los diarios y a las camareras, que tenían la edad de Ella. Su padre tuvo la suerte o la desgracia de vivir rodeado de mujeres; cuatro hijas, dos ex esposas, varias camareras por bar y una madre ausente. Cuando su padre se fue de la casa de Ella, aprovechó el tiempo libre que le quedaba para terminar Derecho en la UBA. Ésa era su cuenta pendiente desde que no pudo volver a La Plata en el ‘76. A él y a su novia de entonces, la mamá de Ella, los perseguían los milicos. Entonces ésta era su venganza: se recibió a los 48 y debutó ganando un juicio de pesificación, lo que le permitió comprarse la heladera, el reproductor de dvd y otros artefactos para su casa. Para ese entonces, su nueva mujer lo había abandonado llevándose a la beba recién nacida.

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Comentarios

Anónimo dijo…
Me gusta mucho que empieces a escribir estos relatos. Te felicito y como siempre: aguante el SegundoCe!!!!!!!!!!
Ojaral dijo…
Da un poco de angustia, che. Espero que le reserve un destino menos amargo que a la Nati.
Saludos.
Franky dijo…
jaja si, Es medio opresivo, pero esta muy bueno!

Hola amigo Jeru!
Julia dijo…
Jeru: Hola y gracias por subir siempre!

Ojaral: Creo que la naturaleza de Ella y la Nati son bien distintas, por lo que veo un futuro distinto. Si bien es opresivo, no creo que sea marginal. Gracias y hola!

Franky: Gracias! Qué gracioso que saludes a Jeru, jaja.