Ellos son amigos. Ella se dirige con un portuñol bastante trucho a un negro con el pelo a lo Valderrama, "ellos son mis amigos". La chica se desvive en abrazos con los otros, amigos que le miran las tetas, y el negro no caza una, queda a un costado. La sala está semi vacía. Aún así, el mozo no da abasto. Otra chica con una cara particular me cae mal. Me recuerda a alguien, pero no es, habla un perfecto mexicano. El artista está cortando tickets en la puerta. Pasa inadvertido. Gorra con visera y gafas pasadas de moda dan cuenta de su imposibilidad por ser cool. Su desinterés por parecer cool. Es torpe, habla cortado y si por él fuera, se iría corriendo a su casa. Es un mono tímido. Una remera roja, un tic tac y un par de bucles que asoman debajo de la gorra. El reloj de arena sobre su teclado se paró, pero el tic tac es cíclico. Una foto, una vuelta de página y una mujer que habla en francés. Me pregunto si el artista entenderá esas palabras que yo no descifro ni con un traductor. Luego habla la naturaleza, que se confunde con el agua sin gas cayendo en mi vaso de vidrio. Hay música en las cosas. Podría estar acá por horas, y ser el reloj de arena sobre el teclado.
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Comentarios
entre tanto silencio, mientras todo estalla, oh...
propongo un domingo fernetero. te va?
hola julita!!!!
está en el mismo disco y es increible.
Que bueno ver tanto spinetta!
Y cada tonta cosa es música.