Tapado de piel

¿Cuándo volveré a escribir palabras y a mirar con ojos de ángel desinhibidos?

No me salen las palabras

Y el ángel está bajo las baldosas.

No quiere salir mi ángel.

Lo golpeé en el mismo lugar cada semana,

cada mes.

O como me dijo ella, muy suelta de cuerpo:

que si tengo una bolsa de papas y cada vez le sumo una nueva papa, la bolsa será tan pesada que atado a mi destino sus ojos al final olvidaré.

Chau bolsa.

Ahora me duele la espalda

y tengo lástima de mi cuerpo sin ángel.

Es como escarbar la infección con el dedo y sacar de a una las capas de piel.

Raspar la frutilla.

Golpear la puerta con la cabeza.

Me lastima.

Me arranqué las capas de piel

casi a propósito.

Una, otra, otra,

y ahora veo el esqueleto profundo y flaco.

Quiero mi piel conmigo.

Quiero desnudarme y mostrar mi piel,

no sólo la sombra opaca y sufrida.

Estoy pálida,

pero mi piel es linda, me dijeron una vez.

¿Vos la conocés? ¿La tocaste? ¿La oliste?

No quiero quedarme en huesos,

hace frío y hambre.

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