Presente

Venimos de lo de mi mamá. La noche hace la vuelta veloz. La gente es invisible en San Martín. Somos seis, y cuatro cumplen años en junio. Mucha familia. Mi hermano tiene esa forma de hacerse querer. Una forma extraña. A mí me dan ganas de abrazarlo y exorcizarlo de sus problemas. “De qué te reís, boluda?”, siempre me dice. Ayer pasamos mucho tiempo juntos y hablamos como nunca. Me contó secretos. Fueron divertidos porque ya pasaron. Me acuerdo que en un viaje en tren al campo, tendríamos diez y doce, nos hicimos amiguitos de un nene que tenía más o menos nuestra edad. Mis viejos estaban aliviados porque no les hinchábamos las pelotas a ellos y nos íbamos con nuestro nuevo amiguito a vaguear por los vagones de madrugada. En un momento quedamos solos el tercero en discordia y yo, y me preguntó si gustaba de mi hermano. Lo miré extrañada. No lo entendía. Entonces me dijo que si él fuera mi hermano gustaría de mí. No me gustó lo que me dijo y volví con mi papá que solía cantarme Presente. Seguramente me aplasté en sus rodillas y acompañé su canción en voz baja. Seguramente pensaba que hermano es una gran palabra.


Comentarios

Anónimo dijo…
¿San Martín, GBA, "ciudad de la tradición"?
Te leo desde USA y tu post agiganta la añoranza por el barrio de la infancia, por la cercanía de mi propio hermano y por la inocencia de los primeros años.
Julia dijo…
hola Carmen! de San Martín a USA. Un viaje largo, supongo que con la añoranza idem. Te mando saludos desde San Martín, los trenes, y otros tantos barrios.