Y me quema el sol

No le hablo con palabras que sólo han servido para no entendernos. Ahora, que ya es tarde, empiezo a elegir otras, las de ella, las envueltas en eso que ella comprende y que no tiene nombre, aura o tensiones que crispan el aire entre dos cuerpos o llenan el aire de polvo de oro una habitación o un verso. Pero, ¿no hemos vivido así todo el tiempo, lacerándonos dulcemente?

Encontré estas palabras en una bolsa con cosas viejas que me llevé de lo de mi madre la semana pasada. Aún no tuve tiempo de ver lo que había dentro, pero esta mañana quise verlo y encontré eso que escribo arriba, de Cortázar, escrito con mi letra redondita, adolescente, y me pareció genial y oportuno. Un papelito escrito con birome siempre termina siendo genial .