Escucho La canción del océano, versión que Honduras Libregrupo hizo de Sea Song, de Robert Wyatt. Es fabulosa. Y no pienso sacarle mérito diciendo que es porque estoy sola, borracha un sábado a las 12.30. Simplemente es genial como un rasguño que descubriera en la espalda, sola un sábado a las 12.30. Sin cigarrillos pero con cerveza. La letra de La canción del océano es. No me salen los adjetivos. Quiero decir que es muy dulce y que me da ganas de llorar. Algo así como ser “verano y mil tormentas”, una definición que alguna vez me achacaron. Ojalá hubiera tenido menos tormentas. Lo del verano me lo quedo. Volviendo a La canción del océano, realmente me movió algo. Encima, como era la única canción en el player, la escuché repetirse unas ochos veces desde la cocina mientras preparaba la ensalada que tengo que llevar mañana a lo de mamá. Mañana festejamos mi cumpleaños en su casa. Lo bueno de estar sola son todos los pensamientos que fabricás, se vienen. Los pensamientos. No hay más cigarrillos. Tengo que cambiarme y bajar, pero los necesito.
***
Comentarios