Mis manos se aman

Juan está bailando en el comedor.

Con sus pies desafía la blancura Ala.

La lámpara bordó cuelga justo sobre su cabeza.

Su cuerpo es perfecto.

Baila con los ojos cerrados y yo veo toda la escena desde un sillón de privilegio.

Fumo y lo acompaño desde el sillón, cómoda.

Veo todo lo que quiero.

Me gusta cómo se mueve.

Yo no bailo, me dijo alguna vez, tengo movimientos espásticos.

Espásticos no existe.

Sé que quiso decir espasmódicos.

Después de Heirloom nos espera otro baile.

Por eso lo observo.

Sé que los ojos le arden como a mí.

Seguramente yo esté sonriendo al ver su natural yo.

No sabe que estoy esperando que termine la canción.

El ritmo armónico de este tema es siempre igual, dice aún con los ojos cerrados.

No me había dado cuenta, dice.

Yo soy el pájaro que moja su pico.

Me quemo los pies.

Me encanta cuando baila bajo la lámpara bordó que le da de lleno en la cabeza.

Él pertenece al grupo de hombres que me hubiera dado vuelta a mirar.

De haberlo cruzado en la calle lo hubiera mirado,

interceptado, comido con los ojos.

Y a la noche siguiente, lo hubiera hecho a bailar, de nuevo descalzo.