Mi diablo de baba

El amor es una deformidad.

Quiero pensar en él, pero.

No me toca, no me habla.

Quisiera que me diga
qué onda, nena,
y que no sea muy suave,
que decida él,
y me diga cosas no muy suaves,
y me saque la ropa,
que no me quede nada,
ni siquiera el pelo atado,
y que todo mi cuerpo sea saliva
en estado
animal.

Baba con burbujas está bien,
déme dos.

Que todo sea duro y la
saliva se alargue como un chicle.
Que me encante
la baba de mi diablo,
con su aliento insecticida.

Que me diga
qué onda nena,
y me hable por detrás,
así yo lo miro de reojo.
Sus ojos me odian,
pero nunca terminan de matarme.
Qué onda, que me diga,
y yo no poder contestarle
en el mismo idioma.

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