Capital

Composición tema: Mi barrio.

Me gusta mi barrio, caminar por las calles, y aparecer en cualquier lado. Suelo perderme porque mi barrio tiene muchas cortadas y diagonales, entonces, cuando me hago la rara y agarro diferentes caminos, suelo perderme. Por las mañanas, cuando vuelvo de lo de Seba, después de dejarlo en la cama dormido, me tomo el 140 y miro cómo crece Córdoba. Pienso en mi trabajo, repaso mi agenda mental y le doy el asiento a alguna mamá. Pero Seba dormido es lo más. Yo, después de lavarme los dientes y vestirme, me tiendo a su lado el minuto de gracia antes de irme, y desaparezco en su axila. Pienso que debería enfrascarla y llevármela. Yo no usaría ese perfume, pero me basta con tenerlo cerca.

Mi barrio es cheto, por qué negarlo. Cheto, ¿se sigue usando esa palabra? No importa, a veces los significados son tan fuertes que el significante es eterno. Y mientras camino perdida y ojerosa veo a los viejos, los perros, sus dueños, la limpieza de las veredas y los adoquines. Es como si no existiera la contaminación. Pero este es el barrio de ahora, al que caí por una mala jugada del azar y mía. En el barrio de antes había más árboles tal vez, y un silencio sepulcral, pero cuando anochecía era jodido salir de casa. Durante mucho tiempo no hubo teléfono, otras veces lo cortaban o directamente mi vieja me ponía el candado para que no hablara tanto, entonces tenía que salir a hablar al público que estaba una cuadra más allá. Hablar a la noche era lo menos. Trataba de evitarlo. Siempre fui igual de cagona. Más de una vez me pusieron al bajar del tren o caminando un sábado caluroso a las 3 de la tarde. Más de una vez entraron chorros al bar. De todos modos, nunca tenía mucha plata, pero el cagazo de ver a un tipo apuntándote. Era feo. Fue tremendo el susto cuando entró el Manco de chumbo al bar de Tres de Febrero y Córdoba, que fue mi segundo hogar entre mis 17 y 19. Aquel barrio, el que tenía que hacer la cuadra corriendo cuando bajaba del tren, lo dejé hace casi diez años. La otra noche volvimos con mis hermanos, teníamos un cumpleaños, y mirábamos las calles, como extrañados. Los pibes con las motos en las esquinas, las pibitas con las minifaldas amuchadas con los pibes, el vino en caja. Cuatro cuadras de quilombo y boliche y más allá de nuevo la boca del lobo.

Ahora estoy acá, en este nuevo lugar cheto, con sol, rico olor y gente linda en las calles. El 140 me lleva y me trae. Seba sigue durmiendo en su cama, en su cuarto, en su barrio, que también es cheto.

Comentarios

rafael g dijo…
satisfaktorrio, muy satisfaktorrio, decían en la serie de los muñequitos galácticos.
tiene su encanto lo tuyo